Fácil de hacer con habas congeladas, frescas o en
conserva acompañadas de un buen aceite y jamón será un plato sano y rápido.
Crema
4
personas
Preparación: 15 minutos
Fácil
INGREDIENTES
400
g de habas congeladas, 2 patatas medianas, 100 g de jamón, aceite de oliva,
agua para la cocción y sal.
PREPARACIÓN
Pelar
las patatas y cocerlas con las habas en abundante agua con sal.
Escurrir
reservando algo de su caldo y algunos de los granos para decorar.
Triturar
añadiendo caldo hasta conseguir la densidad deseada.
Aliñar
con un poco de aceite mezclar.
Servir
con los granos reservados y el jamón picado.
Puedes
servirse caliente, templada o fría.
La haba es una leguminosa de la subfamilia Papilionaceae
, también conocida como la carne de los pobres . Es el fruto de la planta Vicia
faba, presente en las vainas. El número de semillas es variable y puede tener
diferentes colores según el tipo. Se pueden encontrar en el mercado frescos en
primavera, secos todo el año. Sin lugar a duda, las habas son unas de las
legumbres más antiguas del mundo. Este alimento fue domesticado hace más de
4.300 años, según registros encontrados en palafitos Neolíticos, y conocidas
ampliamente por egipcios y griegos, para luego ser distribuidas a lo largo de
Europa en el siglo XVI. Pero la historia del origen de este alimento se sitúa
en Asia Menor y el Norte de África, según el libro “Origen de la Especies
Cultivadas” escrito por Pyrame de Candolle, botánico francés.
¿De qué país viene el jamón? El cerdo llegó a la
península ibérica en la época de los fenicios en el año 1100 a.C en Gádir, la
actual Cádiz, siendo este el lugar donde nació el jamón. Jamón
curado, especialmente el jamón serrano, forma parte de la historia de España.
En la época de los antiguos celtas, el cerdo era un alimento básico en su
dieta, llegando incluso a ser considerado un objeto de culto. Este pueblo de
comerciantes la consideraba una de sus principales y más valiosas mercancías. Posteriormente,
los romanos, respetuosos de las culturas y tradiciones presentes en los
territorios que incorporaron su Imperio, quedaron impactados por los manjares
ibéricos y se imbuyeron del equipamiento gastronómico de la península. El
jamón, la parte más preciada, jugosa y sabrosa del animal , estaba destinado a
las clases dominantes. Finalmente, el jamón serrano alcanza su esplendor en el
siglo XIX y en la primera mitad del XX, gracias al desarrollo de la técnica de elaboración
de los productos cárnicos, todo ello con el impulso de la industrialización y
la liberalización del comercio europeo.
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