La
facilidad de encontrar pasta rellena es de agradecer para poderla disfrutar rápidamente
y más con rellenos excelentes come este, nuestro trabajo será hacer una buena
salsa y cocerla al dente para disfrutar de un buen plato.
Sección pasta corta rellena; 4 personas, preparación
20 minutos, cocción de la pasta: el tiempo indicado por el fabricante, dificultad:
fácil. Todos los tiempos son siempre indicativos.
Ingredientes para la receta:
320 g de pasta rellena, 200 g de boletus congelados, 125 g de panceta fresca,
100 g de guisantes congelados, 3 dientes de ajos, aceite de oliva, 6 cucharadas
de tomate triturado, queso Parmesano rallado, agua para la cocción y sal.
Preparación y cocción:
Cocer los guisantes en agua con sal dejándolos al dente, reservar su agua una
vez escurridos.
Cortar
la panceta en dados retirando su corteza y sofreírla en un poco de aceite.
Pelar
los ajos y picarlos finamente añadirlos al sofrito de la panceta y el tomate.
Cocinar
unos 10 minutos e Incorpora los boletus y los guisantes, seguir cocinando a fuego
bajo unos 10 minutos, si ves que se queda la salsa espesa añadir un poco de
agua de la cocción de los guisantes.
Cocer
la pasta en abundante agua con sal, dejarla al dente y escurrir.
Saltearla
en la salsa y servir con queso aparte para uso individual.
Ravioli
El origen de los ravioles está envuelto en leyenda y es muy difícil establecer la fecha precisa de su invención. Según muchos, este tipo de pasta fresca nació en Liguria, más precisamente en Gavi Ligure. Lo que sabemos con certeza es muy poco: las primeras noticias escritas nos llegan del siglo XII, y las encontramos también en el Decamerón de Boccaccio. Sabemos que inicialmente su relleno se hacía con ingredientes pobres, generalmente lo que el campo ofrecía espontáneamente, como hierbas. Con el paso de los años, este tipo de pasta ha evolucionado y se ha extendido por toda Italia, tanto que la encontramos con los rellenos más diversos (carne, pescado, verduras, quesos...) y con las capas más imaginativas. También hay una gran variedad en nombres: Agnolotti – en Piamonte y Pavía, Anolini – en las zonas de Piacenza y Parma, Marubini – en las zonas de Cremona y la baja Piacenza, Tortelli – en Emilia y Lombardía, Pansoti – en Liguria, Tordelli – en el noroeste de la Toscana y en la zona de Levante Ligure, Cappellacci – en Ferrara, Raviolis/Agnolotti – en las Marcas, Ravaiuolo – en Irpinia, Maccaruni Chini – en ciertas zonas del sur, Cauzoni – en el bajo Cilento. Además, debes saber una cosa: también hay muchas versiones dulces de raviolis, desde los rellenos de chocolate hasta los que se sirven con deliciosa mermelada de arándanos.
Boletus edulis
Las setas ya eran conocidas por sus características
organolépticas en la antigua Roma, donde se consumían ampliamente, en
particular en los banquetes imperiales de los "Césares". El Boletus
edulis siempre ha tenido el papel de gran protagonista, tanto en la antigüedad
como en nuestro tiempo, sin interrupción, cocido, crudo o seco. Se encuentra en
bosques de abetos, pero también de robles, castaños y hayas entre finales del
verano y el otoño, especialmente después de una breve lluvia . El sombrero,
liso y ligeramente viscoso, puede tener varias tonalidades de color castaño. La
parte superior del tallo, a menudo hinchada en el pie, está adornada con
pequeñas vetas claras. Debajo del sombrero se encuentran las branquias de color
oliva, portadoras de las esporas, y su grosor indica la edad.
La trufa
Según fuentes historiográficas recientes, los primeros en
traer trufas a la mesa fueron los babilonios primero y los sumerios después.
Podemos pues fechar el descubrimiento de este preciado hongo subterráneo y su
consiguiente utilización en la cocina en el año 3.000 a.C. Hoy en día, la
trufa, especialmente la blanca, está considerada como uno de los alimentos más
preciados de la gastronomía mundial. En el siglo XVIII, la trufa piamontesa era
considerada un manjar en todas las cortes europeas, y su búsqueda era un
pasatiempo palaciego, por lo que se invitaba a asistir a ella a los huéspedes y
embajadores extranjeros que visitaban Turín. Las trufas, ya sean blancas o
negras, son ingredientes que no necesitan manipulación: ralladas en láminas o
en polvo, suelen ser el toque final de muchos platos gourmet.