Otro
plagio al verdadero pesto Genovés, utilizando su misma formula pero cambiando
algunos ingredientes nos dará una salsa apetitosa y sabrosa para nuestros
platos de pasta.
Sección: Salsa, vegetariana, rendimiento: 200
g aprox., 4, preparación: 5 minutos, dificultad: fácil.
Ingredientes
para la receta:
150
g de rúcula, 8 tomates secos en aceite, 15 g de pistachos crudos, queso rallado
Parmesano, aceite de oliva el que pida, 1 diente de ajo y sal.
Preparación
y cocinar:
Si los tomates secos no están en aceite, hidratarlos en
agua unos 15 a 30 minutos y escurrir bien.
Pelar
el ajo picarlo muy fino con una prensa o aplastador.
Quitar
la cascara y piel a los pistachos, meterlo en la batidora y picarlos hasta que
sean trocitos pequeños.
Meter
los tomates, rúcula, ajo y sal en la batidora con los pistacos.
Añadir
un poco de aceite y triturar hasta conseguir una salsa medio densa, añadiendo
más aceite si lo pide.
Finalmente
incorporar el queso y trituras hasta que se mezcle bien.
Si
no la utilizamos al momento ponerla en tarro de cristal y cubrir con aceite,
meter en la nevera.
El pistacho (del griego Pistàkion) es una planta
originaria de la cuenca mediterránea (Persia, Turquía), cultivada por sus
semillas, utilizada para consumo directo, en repostería y para dar sabor a
embutidos. Era conocido y cultivado por los antiguos judíos y ya entonces se
consideraba un fruto precioso. Por curiosidad cronológica encontramos la
palabra "pistacho" por primera vez en el Antiguo Testamento, más
tarde en Génesis. Los romanos lo descubrieron en Siria y lo introdujeron en los
países del Imperio de Occidente, incluida la Península Ibérica, pero fueron los
árabes quienes, enamorados de sus verdes y deliciosos frutos, perfeccionaron e
intensificaron el cultivo del árbol del pistacho, al que en sus inicios
llamaron Alfóncigo. Los árabes elaboraron numerosas recetas con pistachos y
refinadas creaciones culinarias, especialmente machacados y espolvoreados sobre
platos de carne.
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