Una mezcla de
carne picada, calabacín picado y setas todo sin huevo, será un buen segundo
plato o salsa para pasta o arroces.
Carne
4 personas
Preparación: 15 minuto
Fácil
INGREDIENTES
250 g de carne picada de ternera, 2 calabacines pequeños, 150
g de níscalos o robellones, 1 cebolla pequeña, 2 dientes de ajos, aceite de
oliva y sal.
PREPARACIÓN
Lavar y cortar las puntas al calabacín cortar todo en
daditos, opcionalmente puedes pelar antes la verdura.
Lavar los níscalos, retirar el tallo, picarlos por la mitad y
en juliana.
Pelar y picar la cebolla y los ajos en juliana.
Pochar la cebolla y los ajos, trascurrido el tiempo añadir el
resto de las verduras, los níscalos y mezclar, cocinar 5 minutos.
Incorporar la carne picada salar y mezclar todo cocinando
otros 10 minutos.
Servirlo caliente en la forma deseada como plato o usarlo
como salsa para pasta.
Es
una hortaliza originaria de América Latina, cuyo cultivo comenzó a extenderse
en Europa en el siglo XVI. Por su fácil producción ha sido durante mucho tiempo
un alimento destinado a las clases bajas. Hay dos tipos básicos: El
calabacín ligero, calabacín oscuro, que por definición es el tipo más conocido
Rico en agua y bajo en calorías, el calabacín es fuente de vitaminas C y B9. El
alto contenido de potasio y el bajo contenido de sodio les confieren propiedades
diuréticas.
La
primera evidencia del uso de aceite se remonta al 4000 a. C., en Armenia y
Palestina, pero también en la India. También se encontraron indicios de cultivo del
olivo en zonas no aptas desde el punto de vista climático. Griegos y babilonios,
En el 2500 a. C. el código babilónico de
Hammurabi regulaba la producción y el comercio del aceite de oliva, pero fueron
los griegos quienes difundieron el cultivo del olivo en el Mediterráneo. Romanos
Fueron los romanos quienes difundieron la planta en todos los territorios del
Imperio. Edad Media y Renacimiento En la Edad Media se recuperaron las mejores
tierras para la producción de cereales básicos y para el cultivo del olivo,
gracias a la intuición de parte de la burguesía comercial, que vio un
floreciente comercio de aceite. En el Renacimiento, gracias a las abadías
cistercienses y benedictinas, los guardianes de las plantas y hierbas, el
cultivo del olivo y la viticultura se salvaron del abandono. 1700-1900 En los
albores del siglo XVIII se empezó a catalogar el olivo y sus frutos,
clasificándolos según su origen geográfico. El aceite de oliva estaba cada vez
más extendido y conocido, dentro de Europa,
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