Un buen aperitivo fresco para disfrutar de un ingrediente
de casquería “los morros” pueden ser de ternera o cerdo estos son los segundos,
disfrutaremos de la frescura de apio y lo gelatinoso de los morros, siento todo
un plato frio.
Sección: Casquería, 4 personas, preparación 5 minutos,
dificultad fácil.
Ingredientes para la receta:
200 g de morros cocidos de cerdo, 2 ramas de apio blanco, 2
cebolletas pequeñas, 2 endibias, aceite de oliva, vinagre y sal.
Preparación y cocción:
Lavar el apio, quitarle las hebras y picarlo en daditos.
Pelar las cebolletas y picarlas en daditos.
Retirar las primeras hojas de las endibias y con papel de
cocina limpiarlas.
Cortar parte de su tronco y picarlas en juliana mediana.
Mezclar aceite, vinagre y sal y hacer una emulsión.
Mezclar todos los ingredientes y aliñar con la emulsión.
Servirlos fríos y acompañados de su correspondiente
bebida.
Morros de cerdo
Es un producto derivado del cerdo, con una textura
cartilaginosa y sabrosura. Uno de los aperitivos más sabrosos y apreciados de la
gastronomía española. Precocido, tierno y jugoso, se puede degustar frito o a
la plancha, o bien acompañando otros ingredientes como habas con judías.
Disponible en diferentes formatos ya cocido y troceado. Son servidos como tapas
en muchos bares y tascas de la península.
El apio
Es una planta
herbácea bienal que pertenece a la familia Apiaceae. El Apium graveolens se
cultiva no solo como verdura por sus hojas, sino también por su raíz tuberosa,
que se consume como leguminosa. El antepasado común del apio proviene de la
cuenca mediterránea, más precisamente de las marismas que bordean el
Mediterráneo. En la antigüedad, la planta se conocía como Selenon o planta de
la luna, siendo Selene entonces la diosa griega de esta estrella. Hoy se
cultivan tres variedades principales. Apium graveolens var. graveolens, el
Apium graveolens var. rapaceum o apio nabo.
La endibia
O Cichorium, es un tipo de ensalada amarga, que a menudo
se intercambia con achicoria. La endivia nació en 1850, gracias a un
experimento puramente aleatorio querido por el jardinero Bréziers. El jardinero
jefe de la Sociedad de Horticultura de Bruselas intentó cultivar achicoria en
las cuevas donde normalmente se cultivaban las setas Champignons. De los
manojos atados y cultivados en la oscuridad, creció la lechuga de hojas claras
y forma alargada. Treinta años después del experimento de Bréziers, la ensalada
belga crecía ahora de forma natural, por lo que Les Halles en París decidió
ponerla en los puestos de frutas y verduras con el nombre que la conocemos hoy:
escarola belga.
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