Plato sencillo de preparar con la verdura de temporada y unas buenas gambas el salteado con el ajo le dará el toque especial y si lo deseas añádele un poco de guindilla.
Verdura
4 personas
Preparación: 30 minutos
Fácil
INGREDIENTES
1 k de alcachofas, 1 limón, 200 g de gambas grandes congeladas,
3 dientes de ajos, perejil, aceite de oliva, agua y sal.
PREPARACIÓN
Dejar descongelar las gambas y escurrirlas.
Lavar y quitar las hojas duras de las alcachofas,
cortarlas en octavos quitarles las barbas.
Ponerlas en agua con el limón exprimido para que no se oxiden.
Cocerlas en agua con sal durante 20 minutos o hasta que estén
al dente, escurrirlas bien.
Pelar los ajos y filetearlos, dorarlo en aceite de oliva.
Incorporar las alcachofas y rehogar, finalmente añadir
las gambas y dejar que tomen color.
Lavar y picar el perejil e incorporarlo al plato, servir
caliente.
La alcachofa tiene orígenes de Oriente Medio y ya era
conocida en la época de los egipcios tanto con fines Fito terapéuticos como
alimenticios. Su llegada a Italia se debe a los etruscos y así lo atestiguan
las numerosas representaciones de hojas de alcachofa en capiteles y bajorrelieves
en los templos egipcios y orientales. Hacia el año mil los árabes la
descubrieron en Sicilia y desarrollaron una nueva variedad que trajeron a
España.
Perteneciente a la familia de los crustáceos y presente
en la naturaleza bajo diferentes especies por su carácter genético, de agua
dulce o salada, las gambas tienen diez patas y un cuerpo dividido en tres
partes: una cabeza que también incluye el tórax, un abdomen (la famosa cola del
camarón) y una cola adecuada. Para empezar: gambas capturadas en la naturaleza
versus o gambas de cultivo. Las podemos encontrar frescas, congeladas y peladas muy utilizadas en platos de cocina debido a su menor precio.
El perejil (Petroselinum Hortense) era bien
conocido por los pueblos antiguos que lo usaban para fines particulares. Los
griegos adornaban sus Los romanos la utilizaban para decorar las tumbas de los
familiares, mientras que los etruscos la consideraban una planta mágica, útil
en ritos propiciatorios o en farmacopeas para preparar ungüentos. Fue en la
Edad Media cuando, habiendo perdido la asociación simbólica romana con el mundo
de los muertos, el perejil obtuvo un gran reconocimiento popular. Su presencia se hizo habitual en la cocina, de
ahí el lema “ser como el perejil” para indicar algo o alguien omnipresente. El
perejil cultivado tanto en maceta como en el jardín, a pesar de sufrir el clima
cálido, tiene un crecimiento rápido. En la cocina contemporánea, el
perejil es muy utilizado para decorar numerosos platos cocinados y crudos, y
para condimentar salsas y rellenos.
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