Al no tener lacón se
puede utilizar un buen chuletón de jamón crudo cocinando como si fuese el plato
gallego de “lacón con grelos”
Carne
4 personas
Preparación 05 minutos
Olla rápida: 30
minutos
Fácil
INGREDIENTES
2 chuletones de jamón
de cerdo 600 g aproximado, 2 chorizos frescos (mejor gallegos) 4 patatas, 600
gr de grelos o 1 botes en conserva, pimentón, aceite de oliva agua para la
cocción, y sal
PREPARACIÓN
Pedir al carnicero que
nos corte dos chuletones del jamón.
Pelar las patatas y
lavarlas.
Poner la olla la
carne, las patatas y los chorizos cubrir con agua y salar un poco.
Cerrar la olla y
cocinar el tiempo indicado.
Dejar que la misma se
enfríe para poderla abrir comprobar su textura.
Abrir los grelos y
lavarlos para quitarle los aditivos de conservación.
Añadirlos a la olla
cerrar y cocinar mínimo 5 minutos o el tiempo necesario para que la carne esta
blanda.
Abrir la olla y
retirar los ingredientes sin tirar su caldo que podemos reservar para hacer una
sopa.
Una vez colocado en la
fuente añadir aceite sobre las patatas y los grelos.
Espolvorear con un
poco de pimentón y servir caliente.
La
palabra jamón no tiene ningún misterio ya que hace referencia al anca, pernil,
o pierna, del animal; es decir, es el nombre genérico de diversos alimentos
obtenidos de las patas traseras del cerdo, salados en crudo. El Lacón Gallego
es una indicación geográfica protegida que se obtiene de los brazuelos o
extremidades delanteras del cerdo, cuyas características anatómicas están constituidas
por los huesos húmero.
Chorizo
gallego fresco o ahumado, este embutido es el más tradicional del territorio
gallego. Se emplea la mejor carne magra de cerdo, seleccionada a mano, troceada
y adobada con pimentón, ajo, orégano y sal. Una vez elaborados los chorizos se
cuelgan en ristras de 6 unidades, y se ahúman con leña de roble. Cuando han
pasado unas dos semanas, ya están listos para comer crudo o cocinado.
Los
nabos han sido durante milenios una de las fuentes de supervivencia del ser
humano que, al descubrir su larga capacidad de conservación, los acumuló para
afrontar los duros meses de invierno. En época romana, Plinio incluyó los nabos
entre los alimentos básicos de las clases más pobres. Con el tiempo parece que
los nabos pasaron de moda como afrodisíacos, especialmente entre las clases
altas, porque adquirieron la identidad de un alimento sin refinar, ciertamente
no apto para un banquete amoroso. Hoy en la cocina son especialmente apreciados
los brotes con las primeras hojas (grelos o brócoli de nabo), con los que se cocinan
distintos tipos platos..
No hay comentarios:
Publicar un comentario