Plato rápido caliente
y con mucho sabor y vitaminas, será ideal para los peques de casa y si dejan algo también para los demás.
Crema
4 personas
Vegetariana
Preparación: 20 minuto
Fácil
INGREDIENTES
600 g de guisantes
congelados, ½ puerro, 3 quesitos, aceite de oliva, agua para la cocción y sal
PREPARACIÓN
Lavar y quitar las
hojas más duras del puerro y picarlos.
Cocer todo en agua con
sal.
Escurrir y triturar
añadir los quesitos y el agua de su cocción hasta conseguir una crema
homogénea.
Servir caliente con un
chorro de aceite crudo.
Los guisantes comienzan en el Neolítico. Período
histórico y continúa a lo largo de los siglos, hasta llegar a nuestros tiempos.
La historia de los guisantes y la del hombre se han entrelazado durante siglos.
Hace mucho tiempo, incluso antes del nacimiento de la agricultura. Nuestros
antepasados estaban ansiosos por tropezar con una planta de guisantes
silvestres para poder cosechar las vainas verdes y saborear las semillas del
interior. Algún tiempo después, alrededor del 10.000 a. C., los humanos
utilizaron estas legumbres como alimento para alimentar a los primeros animales
de granja, quizás recogiéndolos en las áreas adyacentes a su campamento. Solo
alrededor del año 8.000 a.C. hay evidencia de cultivos de guisantes reales.
Todo esto sucedió en el famoso Creciente Fértil, una vasta área geográfica que
se extiende desde los ríos Tigris y Éufrates (actualmente en Irak) hasta el
Nilo (Egipto) pasando por los territorios que rodean el río Jordán (Jordania,
Israel, Líbano, Palestina y Siria).
El puerro (Allium Porrum) es una planta herbácea de la
misma familia botánica que el ajo y la cebolla. Su origen es incierto, algunos
creen que proviene de Oriente Medio, otros de los territorios celtas. Esta
hortaliza, también cultivada por los egipcios, cuenta con un pasado muy
respetable tanto en la cocina como en la farmacopea griega y romana. En la Edad
Media, el puerro comenzó a adquirir importancia porque su consumo contribuyó a
paliar el hambre de aquella época. Fue entonces cuando su cultivo se extendió
por toda Europa y, desde allí, al resto del mundo. En la cocina dan lo mejor de
ellos crudos, pero quedan riquísimos en el horno
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