lunes, 6 de febrero de 2023

Guiso de patatas con alcachofas en salsa de tomate

Calentito y fácil de hacer perderemos un poco de tiempo en limpiar las alcachofas, si queremos evitarlo hacerlo con congeladas nunca tendrá el mismo sabor pero estará comestible.
 


Sección: Patatas, comensales: 4, preparación: 10 minutos, cocción: dificultad: fácil.
 
Ingredientes para la receta plato:
4 patatas medianas 8 alcachofas, 6 tomates pera, 1 cebolla pequeña, 2 dientes de ajos, aceite de oliva, perejil, agua para la cocción y sal
Decoración: Perejil seco o picado.
 
Preparación y cocinar:
Retirar las hojas más duras a las alcachofas, cortar las puntas, luego en cuartos y retirar las barbas.
Ponerlas en un recipiente con agua y el perejil.
Pelar las patatas, trocearlas y los tomates picarlos en daditos.
Pelar las cebollas y los ajos, picarlos en juliana y pocharlos en una sartén con aceite y un poco de sal.
Incorporar el tomate y cocinar hasta que la salsa esta.
En una olla cocer las patatas y las alcachofas dejarlas al dente.
Escurrir todo bien e incorporarlo al sofrito de tomate, remover y cocinar unos 5 minutos, añadir un poco de caldo de la cocción si fuese necesario.
Servir caliente espolvoreadas con perejil.

La patata
Una planta herbácea de la familia Solanáceas, es originaria de América del Sur, más precisamente de la región del Andes, donde se cultivó en el período precolombino, probablemente hace dos mil años o más antes de la conquista (como se evidencia arte indígena), Desde Sudamérica la patata llega a Europa solo unas pocas décadas después de su descubrimiento, y con toda probabilidad sólo después haber llegado a un puerto atlántico por vía terrestre o fluvial. Donde desembarcaron inicialmente en España, en Sevilla, entre 1560 y 1564, antes de pasar a Portugal (alrededor de 1575), y luego a Madrid en el cambio de siglo.

Alcachofas
Actualmente los grandes consumidores de alcachofa son los españoles, italianos y los franceses mientras que fuera de Europa sigue siendo una hortaliza semidesconocida. La época más importante para la alcachofa fue la Edad Media: en cuanto a la cocina, por su fama como afrodisíaco, pero también como fuente de inspiración para los pintores, que nunca dejaron de representarla. Incluso si no hay una confirmación científica de que sea un afrodisíaco, por lo tanto, solo queda el mito que probablemente se asoció con su forma cerrada que oculta su corazón. La planta se caracteriza por una parte floral basal agrandada, conocida como corazón. Esta parte interna está protegida por brácteas, incorrectamente llamadas hojas, que se vuelven más fibrosas a medida que avanzan hacia el exterior. Las brácteas rodean el vilano, una especie de barba no comestible, que debe eliminarse durante la limpieza. De la alcachofa, por tanto, se puede comer la parte más interna y las brácteas menos duras y externas. Incluso el tallo, cuidadosamente despojado de la parte más dura llena de filamentos, se puede comer después de la cocción. La alcachofa no tiene un olor particular mientras que su sabor es básicamente amargo. Para reconocer el fresco, hay que comprobar que el tallo no se doble, sino que se rompa con la presión de un dedo.


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