martes, 2 de septiembre de 2025

Mini albóndigas guisadas con salsa teriyaki y acompañadas de polenta

Descubre el mundo de la fusión culinaria con esta receta de albóndigas guisadas en una suave y sabrosa salsa teriyaki, acompañadas de una cremosa polenta. Este plato combina la jugosidad y el sabor de las albóndigas, con el toque exótico y dulce-salado de la famosa salsa japonesa. La polenta, por su parte, aporta una textura reconfortante y un contraste perfecto que complementa cada bocado
 


Sección Carne; 4 personas, preparación 15 minutos, cocción de la polenta: 30 minutos (la podemos encontrar precocinada).
Dificultad fácil. Todos los tiempos son siempre indicativos.
 
Ingredientes para la receta:
 
600 g de carne picada mixta de ternera y cerdo, harina, salsa teriyaki, aceite de oliva y sal.
Para la polenta: 250 g de harina de maíz, 1 l de agua para la cocción, aceite de oliva y sal.
 
Preparación y cocción:
 
Albóndigas: Salar la carne y mezclarla bien en un bol.
Hacer las albóndigas pequeñas, pasarlas por harina y dorarlas un poco en aceite, reservar.
Calentar el aceite y sofreír las albóndigas.
Una vez doradas añadirle salsa teriyaki y remover bien, incorporar medio vaso de vino con agua y cocinar unos 10 minutos, tiene que quedar una salsa medio espesa.
Polenta: Si compramos la polenta precocinada seguir las instrucciones de cocción.
Caso contrario calentar el agua, añadir la sal cuando hierva, el aceite y poco a poco la polenta.
Remover con una varilla hasta que se separe de las paredes.
Verterla sobre la fuente y extenderla, una vez fría cortarla en rectángulos.
Servir en una fuente ovalada en el centro las mini albóndigas y rodearla con la polenta caliente y verter salsa sobre la misma.
Servir caliente.

Mini albóndiga

Son pequeñas porciones de carne molida, generalmente redondeadas, que se sazonan y se cocinan de diversas maneras, como fritas, al horno o en salsas. Su tamaño más pequeño las hace ideales para aperitivos, tapas o incluso para acompañar platos principales. Tienen una historia rica y variada que se remonta a tiempos antiguos. Se cree que su origen puede encontrarse en diversas culturas alrededor del mundo. La idea de mezclar carne picada con especias y otros ingredientes (como pan) ha existido desde la antigüedad. Algunas de las primeras menciones de platos similares a albóndigas se encuentran en la cocina romana y en textos árabes. Durante la Edad Media, se popularizaron en Europa, especialmente en la región mediterránea. Las albóndigas eran una forma de aprovechar las sobras de carne y otros ingredientes. Cada cultura ha adaptado la receta a sus propios ingredientes y tradiciones culinarias. Por ejemplo, en la cocina italiana son famosas las "polpette", mientras que en la cocina sueca se encuentran las "köttbullar". En España, las albóndigas suelen ser parte de platos de tapas o guisos. Hoy en día, las mini albóndigas se han convertido en un plato popular en muchas partes del mundo, apreciadas por su versatilidad y facilidad de preparación.

Salsa-teriyaki

Es uno de los condimentos más icónicos de la cocina japonesa, apreciada en todo el mundo por su sabor capaz de realzar los platos a los que se añade. Glaseado y brillante, se utiliza para dar sabor a una amplia gama de platos, desde sushi hasta brochetas o barbacoas. La salsa teriyaki fue desarrollada en Japón como un método para marinar y glasear carnes, pescados y verduras, aportando un sabor profundo y una apariencia atractiva. Se prepara mezclando salsa de soja, mirin  (un vino dulce utilizado en Japón para cocinar) y azúcar, que se mezclan y se llevan a ebullición hasta que la salsa se vuelve espesa y brillante, como un glaseado. Si bien a menudo se utilizan de manera similar en la cocina asiática, la salsa teriyaki y la salsa de soja no son lo mismo. Increíblemente versátil, la salsa teriyaki se puede utilizar de muchas maneras para realzar el sabor de los platos (apostamos a que en muchos restaurantes orientales has leído en los menús platos como pollo salmón o brochetas).

La polenta

Es un plato arcaico, una de las primeras masas cocidas de la humanidad. Seguramente ya estaba en uso entre los sumerios y en Mesopotamia donde se preparaba con mijo y centeno. Los griegos utilizaban harina de cebada y existen infinitas variaciones según los materiales disponibles tanto en África como en Asia. La versión clásica se prepara cociendo harina de cereales de grano grueso en agua hirviendo con sal. El término polenta deriva del latín puls y en la época republicana era un alimento tan común que dio a los romanos el nombre de pultiferi, es decir, comedores de polenta. de una masa de espelta molida cocida en agua y sal, servida con una guarnición de garbanzos, pescado salado (gerres o maenae), fruta, queso, verduras cocidas y, en ocasiones, carne. La polenta más común hoy en día es la que se prepara con codiciada harina de maíz (o trigo sarraceno) y tiene un aspecto compacto y amarillo. Descubierto por Cristóbal Colón en las Américas, el maíz se extendió rápidamente por Europa, luego a África, Medio Oriente, India y China; un cultivo muy rentable, aunque requiere grandes cantidades de nitrógeno, que se puede obtener en la naturaleza del corral de las aves. El maíz (que es muy dúctil y del que también se derivan productos como la fructosa) es actualmente uno de los cultivos más extendidos en el mundo y es también uno de los componentes más presentes (alrededor del 80%) en los productos alimenticios de los lineales de los supermercados



 

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