lunes, 8 de septiembre de 2025

Ventresca de bonito al horno con pisto

La ventresca al horno con pisto se erige como una muestra exquisita de la riqueza del mar y la tierra. No solo resalta la jugosidad y el sabor delicado de la ventresca, una de las partes más apreciadas del bonito del norte, sino que también celebra la vibrante combinación de verduras y el pisto, un clásico de la cocina mediterránea.
 


Sección Pescado; 4 personas, preparación del pisto 20 minutos, horno para la ventresca 15/20 minutos según tamaño a 190º.
Dificultad fácil. Todos los tiempos son siempre indicativos.
 
Ingredientes para la receta:
 
1 o 2 ventrescas de bonito, aceite de oliva y sal.
Pisto: 2 calabacines, 2 berenjenas, 2 cebollas, 2 pimientos verdes, 4 tomates, aceite de oliva y sal.
 
Preparación y cocción:
 
Empezaremos preparando el pisto que es el que más tiempo nos llevara,
Lavar la berenjena y calabacín; limpiar, desvenar y despepitar los pimientos; pelar la cebolla y los tomates.
Picar todo en trozos de tamaño similar.
Sofreír la cebolla en el aceite hasta que esté transparente, retirar y reservar.
Seguir sofriendo sucesivamente por separado los demás ingredientes e irlos reservando.
Reincorporarlos a la cazuela, rehogarlos juntos unos 5 minutos y corregir de sal, reservarla para unirla al horno con la ventresca.
Precalienta el horno, coloca la ventresca en una bandeja para hornear.
Rocía la ventresca con un poco de aceite de oliva y salar.
Cocínala uno 10 minutos e introduce el pisto para que se termine la cocción junta.
Girar y finalizar su cocción, servir acompañada del pisto.


La ventresca de bonito

También conocida como ijar, ijada, barriga o ventrecha, es un corte de carne muy apreciado que se obtiene del vientre del bonito del norte (Thunnus alalunga). Se caracteriza por su forma triangular y por ser la parte más jugosa y sabrosa del pez. La razón de su exquisitez se debe a la mayor concentración de grasa saludable que se infiltra entre las fibras musculares de esta zona, lo que le otorga una textura suave, melosa y un sabor delicado e intenso. Este corte es considerado una auténtica *delicatessen* en la gastronomía, y su valor es superior al de otras partes del pescado, ya que representa un porcentaje muy pequeño del peso total del pez, lo que lo convierte en un producto exclusivo. El consumo de la ventresca se remonta a la antigüedad, donde ya era valorada por civilizaciones como la griega y la romana. En la Grecia clásica, por ejemplo, el atún se trataba con salazón para su conservación, una técnica conocida como *salsamenta*.  A lo largo de los siglos, especialmente en la tradición culinaria mediterránea, la ventresca ha mantenido su prestigio. Su uso más extendido ha sido en conserva, lo que permitía disfrutar de su sabor y textura durante todo el año. En España, Portugal e Italia, la ventresca en conserva, normalmente en aceite de oliva, es un producto muy popular y valorado, apreciado por su calidad y su versatilidad. En la actualidad, la ventresca de bonito no solo se disfruta en conservas, sino que también es un ingrediente estrella en la alta cocina.

El pisto de verdura

Es una receta emblemática de la gastronomía española, especialmente apreciada en regiones como La Mancha, Andalucía y Extremadura. Se trata de un guiso elaborado principalmente a base de verduras frescas de temporada, cortadas en trozos pequeños y cocinadas lentamente en aceite de oliva. Entre los ingredientes más habituales se encuentran el tomate, el pimiento, el calabacín, la cebolla y la berenjena, aunque existen muchas variantes según la zona y los productos disponibles. Tiene sus raíces en la cocina campesina de la península ibérica, donde surgió como una manera ingeniosa y económica de aprovechar el excedente de la cosecha. Sus orígenes se remontan al menos al siglo XVIII, aunque la tradición oral y la literatura gastronómica sugieren que guisos similares ya se elaboraban siglos atrás en los hogares rurales. La receta varía de una región a otra, siendo el pisto manchego una de las versiones más famosas, inmortalizada por la literatura en “Don Quijote de la Mancha”. El nombre “pisto” proviene del verbo “pistar”, que en castellano antiguo significa machacar o triturar, en referencia a la manera de cocinar y mezclar los ingredientes. Este plato guarda similitudes con preparaciones mediterráneas como la ratatouille francesa o la caponata siciliana, lo que evidencia un intercambio cultural y gastronómico a lo largo de los siglos. En definitiva, el pisto de verdura es mucho más que un simple guiso: es la expresión del respeto por la tierra y el ingenio de las personas que supieron transformar ingredientes humildes en una joya culinaria que atraviesa generacione

 

 


 


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