Es un plato
reconfortante y lleno de sabor que evoca la calidez de las tradiciones
culinarias del mar. Ideal para compartir en familia o con amigos, este
delicioso manjar combina la suavidad de las patatas con la frescura del pescado
y la intensidad de los mejillones, creando una armonía perfecta en cada bocado
 
 Sección
Patatas:
4 personas, preparación 15 minutos.
 Dificultad
fácil.
Todos los tiempos son siempre indicativos.
 
 Ingredientes
para la receta:
 
 6
patatas medianas, 1 cebolla pequeña, 2 dientes de ajos, 1 zanahoria pequeña,
100 g de guisantes congelados, pimiento rojo pequeño, 200 g de filetes de
abadejo congelado, 600 g de mejillones, azafrán o colorante, aceite de oliva,
agua para la cocción y sal.
  
 Preparación
y cocción:
 
 Limpiar los mejillones bajo agua fría y quitando las
barbas.
Pelar la cebolla, ajos y zanahoria picar los primeros
finamente y la segunda al gusto.
 Lavar y desvenar el pimiento y picarlo en trozos
pequeños.
Pelar las patas, lavarla y chascarlas.
Hacer un sofrito con las verduras, una vez realizado
incorporar las patatas y los guisantes rehogar unos minutos.
Poner a cocer todo cubierto de agua, añadir el azafrán o
colorante y salar, cocinar unos 5 minutos.
Cortar el abadejo en dados e incorporar al guiso con los
mejillones, comprobar que todo este cubierto de agua y cocinar otros 5 minutos,
comprobar la textura.
Antes de servir retirar con una pinza los mejillones y
retirarle una cocha, volverlo a incorpora al guiso.
Servi todo caliente.
  
La
patata
Una
planta herbácea de la familia Solanáceas, es originaria de América del Sur, más
precisamente de la región del Andes, donde se cultivó en el período
precolombino, probablemente hace dos mil años o más antes de la conquista (como
se evidencia arte indígena), Desde Sudamérica la patata llega a Europa solo
unas pocas décadas después de su descubrimiento, y con toda probabilidad sólo
después haber llegado a un puerto atlántico por vía terrestre o fluvial. Donde
desembarcaron inicialmente en España, en Sevilla, entre 1560 y 1564, antes de
pasar a Portugal (alrededor de 1575), y luego a Madrid en el cambio de siglo.
El
abadejo
Conocido
también en algunas regiones como "abadejo de mar" o "bacalao de
río", es un pez que pertenece a la familia de los gadidae. Su nombre
científico es *Merluccius merluccius* en el caso del abadejo europeo, y se
encuentra principalmente en las aguas del océano Atlántico y en el mar
Mediterráneo. El abadejo ha sido parte importante de la dieta mediterránea y de
otras culturas pesqueras desde tiempos antiguos. A lo largo de la historia,
este pescado ha sido valorado no solo por su sabor delicado y su carne firme,
sino también por su versatilidad en la cocina Su capacidad de ser congelado y
almacenado ha facilitado su distribución, haciéndolo accesible en diferentes
partes del mundo. Es un pez de cuerpo alargado y comprimido, con una coloración
generalmente plateada en los flancos y un tono más oscuro en la parte superior.
Se caracteriza por su carne blanca, suave y sabrosa, lo que lo hace ideal para
diversos métodos de cocción, incluyendo asado, frito, al horno o en guisos.
Este pez es conocido por ser una excelente fuente de proteínas y ácidos grasos
omega-3, así como por su bajo contenido en grasa, lo que lo convierte en una
opción saludable en la alimentación. 
El
mejillón
Es
un molusco bivalvo que pertenece a la familia Mytilidae. Este fascinante ser
marino es característico de las costas del Atlántico, especialmente en Europa y
América. Su cuerpo está protegido por dos valvas idénticas que tienen una forma
de lágrima y están unidas por una bisagra compuesta de tres o cuatro dientes.
La concha exterior del mejillón es negra con matices morados, mientras que su
interior es nacarado, lo que le da un brillo distintivo. La superficie externa
de las valvas presenta círculos concéntricos que indican su crecimiento. En
resumen, el mejillón es un molusco bivalvo fascinante y versátil que no solo
juega un papel importante en los ecosistemas marinos, sino que también es una
deliciosa y nutritiva opción alimentaria para los humanos. Su cultivo
sostenible y su impacto positivo en la calidad del agua lo convierten en un
recurso valioso tanto para la naturaleza como para la gastronomía.


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