Nuestra gastronomía es
rica en sabores y tradiciones. Uno de los platos que captura la esencia de esta
riqueza es esta receta, que combina ingredientes frescos, donde el conejo y el magro
aporta una proteína suave, mientras que las verduras añaden color, los
caracoles, menos comunes pero apreciados en algunas zonas, aportan un toque
especial que eleva el plato a nuevas dimensiones de sabor.
Sección
Arroz:
4 personas, preparación 30 minutos.
Dificultad
fácil.
Todos los tiempos son siempre indicativos.
Ingredientes
para la receta:
360
g de arroz, 1 conejo mediano, 200 g de magro de cerdo, 1 pimiento verde,
alcachofas (en este caso congeladas), tomate triturado, 300 g de caracoles
precocidos, aceite de oliva, azafrán o colorante agua para la cocción y sal..
Preparación
y cocción:
Salar el conejo y sofreírlo en aceite, hacer lo mismo con
el magro de cerdo y reservarlo.
En parte del aceite donde hemos sofrito las carnes
sofreír el pimiento lavado y despepitado cortado en dados.
Lavar los caracoles y darles un hervor, volverlo a lavar.
Incorporar el tomate y rehogar unos minutos, incorporar
las alcachofas y rehogar un poco más incorporando el conejo y el magro mezclar
todo bien.
Añadir el arroz y rehogarlo bien, añadir el agua
correspondiente y el azafrán cocinar a fuego fuerte hasta que empiece su
ebullición, añadir los caracoles,
Bajar a fuego media potencia y finalizar de cocinar hasta
que absorba su caldo y el arroz este al dente.
Servir caliente.
EL
conejo
Hace
unos 3.000 años, cuando los fenicios del Mediterráneo oriental desembarcaron en
las costas de la Península Ibérica, se sorprendieron al ver la enorme cantidad
de conejos salvajes que allí vivían. Según una teoría llamaron a esa tierra
Hispania, que significaría "tierra de conejos" en lengua fenicia.
Cuando España pasó a formar parte del Imperio Romano, alrededor del año 200
a.C., se representaron conejos en algunas monedas como símbolo del país. El
conejo, a diferencia de la mayoría del ganado criado durante miles de años con
fines alimentarios, sólo se crio selectivamente a partir del siglo V. La carne
de conejo, catalogada como "alternativa" a la carne de vacuno, tiene
una mayor cantidad de proteínas y un menor contenido en grasas y colesterol que
esta última.
Son moluscos
gasterópodos que pertenecen a la clase Gastropoda. Se caracterizan por tener un
cuerpo blando y una concha espiral, que les sirve como protección contra
depredadores y condiciones adversas. Existen numerosas especies de caracoles, y
se pueden encontrar en diversos hábitats, desde ambientes terrestres hasta
acuáticos. En la cocina, los caracoles son valorados en muchas culturas por su
sabor y textura, siendo un ingrediente popular en una variedad de platos. Los
caracoles han sido parte de la dieta humana desde tiempos prehistóricos. Las
evidencias arqueológicas sugieren que ya eran recolectados y consumidos por los
primeros habitantes de Europa y otras regiones del mundo hace miles de años. En
particular, la cueva de Berekhat Ram en Israel ha revelado restos de caracoles
que datan de más de 20,000 años. A lo largo de la historia, el consumo de
caracoles ha evolucionado. En la cocina francesa, por ejemplo, el famoso plato
"escargots de Bourgogne" combina caracoles con mantequilla de ajo y
perejil, convirtiéndolos en un símbolo de la alta gastronomía. En otras partes
del mundo, como en España, los caracoles se utilizan en guisos y arroces,
aportando un sabor distintivo y único. En la actualidad, la cría y el consumo
de caracoles sigue siendo una práctica común en muchas culturas. Desde la
recolección en la naturaleza hasta la producción en granjas, los caracoles
continúan siendo un ingrediente apreciado que refleja una rica historia
gastronómica.


No hay comentarios:
Publicar un comentario