Un hervido de acelgas con patatas y zanahoria es un plato
muy sencillo pero saludable, para no tomarlo ni rehogado y aliñado solamente hemos
querido dar un toque mas especial con una buena salsa o pesto de rúcula, no
sirve solo para la pasta y para otros platos más.
Sección Verdura; 4 personas, preparación 5, minutos,
cocción verduras olla rápida: 5 minutos preparación de la salsa 5 minutos, dificultad:
fácil.
Ingredientes para la receta:
Salsa o pesto; 50 g de rúcula, 15 g de piñones, 50
g de queso Parmesano rallado, 1 diente de ajo, 150 g de aceite de oliva extra
virgen y sal.
Plato; 1 k de acelgas, 2 patas medianas, 2
zanahorias medianas, agua para la cocción y sal.
Preparación y cocción:
Salsa: Lavar muy bien la rúcula y secarla con
papel absorbente.
Meter en la batidora la rúcula, los piñones, el Parmesano,
el ajo pelado y sal.
Añadirle la mitad del aceite empezar a triturar a
velocidad baja.
Incorporar poco a poco el resto del aceite, hasta obtener
la densidad y cremosidad deseada.
Plato: Lavar y trocear las acelgas.
Pelar las patatas y las zanahorias y cortarla en dados.
Meter todo en la olla y cubrir con agua y salar.
Cerrar y cocer el tiempo indicado caso de utilizar
cazuela convencional hasta que estén.
Escurrir y servir aliñada con la salsa de rúcula.
La acelga
(beta vulgaris) deriva del celta y significa
"roja", debido a las nervaduras y la raíz rojas. La acelga, también
llamada hierba o acelga, en su especie original fue objeto de recogida de
alimentos desde tiempos prehistóricos, extendiéndose de forma espontánea en las
costas arenosas de la cuenca mediterránea. La planta era tan valiosa que las
selecciones para obtener hojas más grandes comenzaron hace incluso tres mil
años por los babilonios. Ya los etruscos y los romanos contaban varias variedades:
una blanca, una roja y otra de finas costillas que daban vida a los platos
betaceos de Apicio, tanto que los placenteros de la época los buscaban como
guarnición de platos sustanciosos. Hoy encontramos acelgas presentes en todas
las cocinas, utilizada habitualmente cocinadas.
Zanahoria
El encanto de la zanahoria radica en gran parte en su
color, inusual y original. Un color que, además, ha ido cambiando con el
tiempo: el naranja que hoy parece 'normal' se obtuvo a través de las
selecciones realizadas en el siglo XVII por horticultores holandeses, en honor
a la familia real (la Naranja, de hecho). En la época antigua y medieval, la
zanahoria era más oscura y tendía a un púrpura rojizo (todavía se conserva en
algunas variedades locales). Por lo tanto, un agrónomo del siglo XV, Corniolo della
Cornia, puede llamarlo "chirivía roja", es decir, casi como una
variante coloreada de chirivía, una raíz blanca en ese momento ampliamente
cultivada y utilizada en la alimentación. Hoy en la cocina hay muchas recetas
elaboradas con zanahorias de diferentes formas y colores.
Salsa
de rúcula
La historia de la rúcula tiene orígenes
ancestrales, de hecho, esta planta herbácea ya existía en la época del pueblo
romano, quienes la utilizaban para darle un sabor más aromático a los platos
que servían y degustaban y, además, creían que la rúcula podía también ser una
sustancia afrodisíaca. Hoy en día es usada en muchos platos, ensaladas, salsa o
pesto etc.
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