Esta pasta con forma
de oreja es muy adapta para usarla con la salsa de brócoli y anchoas, pero para
darles otro sabor le añadimos un queso azul.
Pasta corta
4 personas
Preparación: 10
minutos
Cocción de la pasta:
el tiempo indicado por el fabricante
Fácil
INGREDIENTES
320 g de pasta, 500 g
de brócoli, 3 dientes de ajos, 2 latitas de anchoas, 75 g de queso azul, aceite
de oliva, agua para la cocción y sal.
PREPARACIÓN
Lavar el brócoli,
separar las florecitas.
Cocearlo en abundante
agua con sal y cuando empiece a hervir añadir la pasta, dejarla al dente.
Mientras pelar los
ajos y filetearlo.
Sofreír en aceite los
ajos y añadir las anchoas troceadas y dejar que se deshagan.
Escurrir la pasta y
saltarla en la salsa preparada y añadir el queso desmenuzado y remover para que
se deshaga.
Servir caliente.
La
pasta emblemática de la gastronomía de Apulia se prepara con una masa muy
sencilla a base de harina, agua y sal, y su nombre deriva de la forma que
recuerda a las orejas pequeñas. Las orecchiette se difundieron en Apulia entre
los siglos XII y XIII, especialmente en Bari, donde todavía se les llama en
dialecto "strasc'nat", literalmente "strascinati", por la
costumbre de "arrastrar" la pasta sobre una mesa con el dedo. para
obtener la clásica forma redonda y cóncava.
El
brócoli se deriva del latín brachiolum, diminutivo de brachium o brazo, rama
para recordar la forma del brócoli o el árbol joven. Los primeros cultivos de
brócoli se encontraron en Asia Menor y desde allí fueron llevados a la cuenca
mediterránea por los marineros. En Francia, se han encontrado pinturas que
representan nabos en las paredes de algunas cuevas: los antiguos romanos se
referían al brócoli como los cinco dedos de Júpiter, para subrayar su enorme
valor nutricional y curativo.
Su
sabor y su color provienen de la presencia de un hongo característico: el
Pénicilium roquefort, resultante a su vez del moho de un pan de centeno llamado
“pan de Roquefort”. Para producirlo, o bien se inocula la leche o la cuajada,
antes de elaborar un queso, o bien se "espolvorea" el propio queso,
en el momento del moldeado. Para asegurar una buena penetración de la seta en
el interior de la masa, se perfora con una serie de agujas. Luego, se deja
desarrollar (algunos dirían que se pudre) en una cueva a la temperatura y humedad
ideales. Aunque existen en otros lugares, en Inglaterra y Quebec, los más
famosos son el francés. El más emblemático es sin duda el Roquefort, producido
en un pequeño pueblo del mismo nombre en Aveyron... Su producción está
protegida desde el siglo XV por un decreto del rey Carlos VI.
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